El entramado pleno de diversidad al
interior mismo de cada una de las presentaciones y de los sujetos que
orientaron , así como la convicción
respecto de las potencialidades que en principio les son inherentes a todos los sujetos, fueron
los comunes denominadores de los relatos y experiencias que nos
transmitieron.
Así mismo la riqueza conceptual, aportada por los conferencistas
convocados puntualmente para el Congreso, nos abrieron nuevos puntos desde
donde fundamentar, revisar y potenciar tanto estrategias como dinámicas que
efectivicen lo que en
definitiva nos mueve y nos conmueve en nuestra apuesta por la inclusión: la
consideración de que todxs los sujetos
son sujetxs de derecho.
Sin pretender abarcar la totalidad de
los aportes de los conferencistas invitados señalamos algunos de ellos por la fuerte consonancia que entendemos evidencian respecto
de todo quehacer inclusivo.
La Dra. Ana M. Fernández nos remitió a pensar la diferencia existente entre poblaciones
vulnerables y poblaciones “vulnerabilizadas”; lo cual va en la línea precisamente de lo que implica
considerar la discapacidad- cuales quiera sea- como una construcción social.
Ello mismo, da sentido esto es, otorga
condiciones de posibilidad y de responsabilidad, diríamos también a la inclusión
en tanto, es precisamente la
posibilidad de intervenir para minimizar y/ o eliminar - los obstáculos que - cuanto menos- de dicha construcción devienen.
La conceptualización del Lic. Gabriel
Brenner del “sujeto inesperado” que irrumpe en la escena escolar, constituye sin
dudas otro aporte desde donde poder
pensarnos en el impacto que lo
discapacitante del otro – así como lo de lo propio- nos atraviesa y proponernos
acciones orientadores conducentes.
Las reflexiones desarrolladas por el Mg Sergio Rascovan en la
conferencia inaugural respecto a la
terminología que utilizamos los
orientadores vocacionales para nombrarnos y para nombrar nuestro quehacer profesional, sin dudas nos
interpela en más de un sentido. Por un lado, para seguir profundizando en las implicancias
que lo semántico genera en nuestra
tarea “orientadora” y en la construcción misma de
nuestro rol. Por otro - y cuanto
menos- nos resulta ineludible vincularlo
, con las ponencias que en la Mesa de Inclusión
dieron cuenta de orientaciones educativas y/o laborales, encaradas por
quienes no son por formación
orientadores vocacionales , pero que de hecho orientan.
Finalmente, cabe consignar, que al
haberse conformado la Mesa de Inclusión seis expositores, el tiempo resultó
sumamente ajustado para cada uno de ellos
y consecuentemente no fue posible realizar el intercambio y las
preguntas y/o aclaraciones entre los expositores y los colegas que nos
acompañaron.
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